COMPETENCIA DEL AREA
Cuando una persona actúa, dispone de sus capacidades y habilidades motrices en relación con comportamientos inteligentes a los cuales otorga una significación en el marco de las condiciones de acción, a esta competencia se le denomina competencia praxiológica.
La praxiológica es un concepto amplio que proviene del griego praxis, trabajo, acción, acto, conducta, realización, ejercicio, experiencia adquirida, manera de ser, estado, situación, consecuencia y legos, principio , buen sentido, fundamento, discurso. La integración de estos significados precisa el concepto de competencia praxiológica como la acción, ejercicio, producidos como experiencia adquirida con fundamento y buen sentido. Para precisar su especificidad se le denomina praxiológica motriz que es un concepto relacionador e integrador, más amplio que el de competencia motriz que se refiere a un aspecto parcial de la competencia praxiológica.
La praxiológica motriz precisa la característica específica de la educación física, la cual, según Pierre Parlebas, constituye la acción motriz, en donde se integran modos de funcionamiento y resultados de la misma en una acción dada. El concepto de funcionamiento se refiere a los procesos internos y externos, objetivos y subjetivos, que intervienen en el momento de cualquier acción motriz. En la acción motriz concurren las situaciones y fenómenos exteriores con las características y condiciones de la persona que actúa. La acción específicamente motriz se diferencia de otras acciones comunicativas, políticas, sociales, en que se compromete la motricidad humana en el logro de un propósito.
El concepto de competencia praxiológica permite
interpretar las diferentes formas de establecer las relaciones
teoría-práctica-contexto en la educación física. Unas separan el saber y el
hacer, en donde lo práctico es mirado de manera subordinada frente a lo teórico
o intelectual, que se considera un nivel más elevado o superior. Esta
perspectiva conduce a considerar la educación física de manera instrumental,
entendida como la práctica por la práctica, limitando las posibilidades de
asumir como propias de su objeto las múltiples relaciones que se dan en los
procesos educativos en sus dimensiones cognoscitiva, comunicativa, ética,
estética, lúdica y corporal.